Y pasó el 14 de agosto. Parecía que nunca iba a llegar, y sin embargo, no sólo llegó sino que también pasó arrojando resultados, estadísticas y números a granel, lo que significa más de una interpretación para lo ocurrido. El caso es que más allá de los resultados para el festejo de unos y la reflexión de otros, la que salió ganando en cualquier caso es la democracia que suma un nuevo eslabón a esta cadena que se extiende desde aquel histórico ya 30 de Octubre de 1983 hasta esta última convocatoria a las urnas. En el caso en particular del Justicialismo también fue positivo, no sólo por los números finales una vez terminado el escrutinio, sino también por una unidad que alineó a media docena de agrupaciones internas que decidieron juntar sus fuerzas y caudal humano y logístico para medirse en estas nuevas simultáneas abiertas con Causa Popular que encabeza Sandra Gallardo. Se impuso el conglomerado de líneas que comanda Alejandro Arlía y eso tiene su lado bueno, porque la única que había empeñado su palabra públicamente de acompañar a quien ganara si no era ella (Sandra Gallardo) mantiene su compromiso y muchos a esta altura dudan que las cosas se hubiesen dado de esa manera si el resultado hubiese sido otro. Esta situación pone al Movimiento Nacional Justicialista en el segundo lugar de los favorecidos después de la democracia.
Por último también se han visto agraciados quienes participaron en la contienda, ya que cada uno de ellos en mayor o menor medida pudieron medir sus niveles de popularidad y adhesión; adquirir experiencia que aquilató sus carreras (la mayoría son jóvenes) y tomarle el pulso a una sociedad que ahora espera proyectos y propuestas en base a una plataforma que los entusiasme como para impulsarlos en las próximas hasta el sillón de la intendencia.
Visto de esta manera, se cumple con uno de los axiomas que legara el Gral. Perón para la posteridad cuando decía que primero está la patria, después el movimiento y por último los hombres. La patria favorecida en primer y destacado lugar mediante la vigencia de nuestros derechos constitucionales; el movimiento por una unidad que no había sido posible en los últimos dieciséis años y los hombres que miden sus fuerzas sometiéndolas a la voluntad popular. En forma inversa (como se había planteado en algún caso) sería una aberración política interna más perjudicial de lo que muchos suponían cuando dijeron que “un hombre” ganó las elecciones y “es lo más importante y lo único que cuenta”.
¿Quiénes ganaron y quiénes perdieron? A ciencia cierta aún no se sabe. Habrá que esperar para ver cuánto puede aprender Gastón Arias en ese curso acelerado de peronismo que deberá tomar de aquí a las próximas elecciones y si está dispuesto a deshacerse de ese rótulo de vecinalista que ha venido ostentando en las últimas dos elecciones para ponerse la camiseta de un Scioli que no lo ha visto en los congresos a los que ha sido invitado o la de una Cristina que no ignora las últimas manifestaciones políticas que fueron en desmedro del partido que hoy él representa a nivel local.
Por otro lado Sandra Gallardo puede sentirse “derrotada”, pero no perdedora, ya que dos mil cuatrocientos vecinos del distrito creen en su propuesta y le han manifestado su apoyo en las urnas, y un equipo de trabajo que supera más de un centenar de colaboradores en todas las áreas ha decidido seguir trabajando para ver cristalizados los proyectos que los llevaron a ponerse a su lado en algunos casos hace más de cinco años. Ella es consciente de que no ha sido Gastón Arias quien le ganó en las urnas, sino un holgado presupuesto económico con la firma del ministro de economía de la provincia; las operaciones políticas que obstaculizaron el normal desarrollo de la campaña y los comicios (la falta y retraso en la entrega de boletas de la lista 4) y la unidad de las líneas de Marcelo Giovanoni, José González, Gustavo Ríos, Gabriela Cienfuegos y Gastón Arias, muchas de ellas culpables, por su ambición y desmedidas ansias de protagonismo, de las últimas derrotas ante una UCR débil, estática y en marcado retroceso popular.
¿Cómo se presentará Arlía ante Sandra Gallardo? ¿Lo hará con la soberbia con la que antes la ninguneó cuando la negó como candidata válida ante la prensa? ¿Tendrá que asistir él también a un curso pero esta vez de humildad y política interna? ¿De qué hablará con la ministra Alicia Kirchner que lo citó a su despacho para sugerirle algunos pasos a dar en la negociación del jueves con Sandra?
Es demasiada gente para un solo caballo… alguien deberá bajarse y ocupar algún lugar de trabajo (para variar) tratando al menos que “ahora” convivan en paz los caciques que creen haber aportado la mayoría de los indios sin saber a ciencia cierta cuántos son; porque “después”, cuando llegue la hora de gobernar han de ser demasiados para un solo sillón y todos querrán hacerse oir.